Etiqueta: corrección política

  • Incorrección Política

    He de utilizar palabras gruesas para hablar del loco y la locuraLa corrección política no importa ni tiene sentido entre personas a las que se pretende desterrar de la vida social a base de eufemismos. Por otra parte, la mayoría de los enfermos mentales no respetan etiqueta, protocolo ni convención social, porque su mente es descarnadamente libre y se halla al margen de la realidad cotidiana del ciudadano medio.

    Términos como maníacomanicomiolocolocura…  se intentan extirpar de nuestro vocabulario en favor de léxicos más inclusivos, dicen. Yo seguiré utilizando en mi texto el vocabulario tradicional, además del actual, para poder reproducir nuestra manera de pensar, sentir y vivir la enfermedad mental en toda su grosera, inquietante e incómoda extensión. Los prejuicios al respecto dejo que los añada el lector ajeno y pudoroso ante una realidad y un estigma que siguen siendo tabú en nuestra aséptica sociedad, hipócritamente excluyente.

    La segunda razón por la que hago uso de ese vocabulario tan poco delicado es que la gente corriente y los mismos enfermos lo utilizan por costumbre, por desconocimiento y también por economía lingüística. No es lo mismo decir loco, que enfermo mentallocura que afección psíquica o manicomio que centro de salud mental. Las segundas son expresiones que vienen a limpiar la mala conciencia de quien las utiliza (seamos sinceros) y a barnizar de un “falso respeto” lo que todo el mundo desprecia: la locura y los locos. Aparte, el común de la sociedad no sabría de lo que estamos hablando si nos expresásemos en esa jerga. Mi blog pretende ser divulgativo, al margen de un testimonio real, y, para transmitir honestamente mis ideas, he de ser clarabreve y cercana, lo que pasa por entender primero al público que me puede leer y comprender su forma de pensar y de expresarse.

    No desprecio la terminología actual al respecto y la utilizaré cuando me sea útil, pero no evito los vocablos tradicionales ni los pienso desechar, porque imprimen a las palabras una fuerza y unos matices, que se intentan eludir con tanta asepsia. Pongo el mejor ejemplo que se me ocurre: la palabra manicomio tiene una contundencia peyorativa de la que carece la expresión centro de salud mental; por eso, cuando quiera poner de relieve asuntos negativos de la unidad psiquiátrica donde he estado, utilizaré muy probablemente la palabra manicomio o psiquiátrico, mientras que reservaré centro de salud o centro para referencias más generales y neutras del mismo lugar.

    Precisamente la invención de eufemismos para disfrazar o mal disimular las evidencias, son otro tipo de discriminación: “Es tan feo todo lo concerniente a la locura y los locos, que vamos a inventarnos una manera de hablar de ellos sin que resulte grosero o descaradamente grotesco lo que podamos decir, como suele ocurrir”. Pensar así es volver la espalda a una realidad humana palpitante. Es grosera y grotesca la locura, los locos, los psiquiátricos… y el aislamiento social al que se nos condena. ¿Por qué no hablar de ello a calzón quitado? El respeto creo que se muestra en la actitud con la que la persona (médicos, enfermos, familiares, ajenos…) aborda el tema. Yo no me ofendo porque me tilden de loca, sino por el desprecio que le imprimen a la palabra o el eufemismo que utilicen para evitarla.